En el tejido profundo del alma, la oración católica actúa como un hilo invisible que conecta con Dios. Es una río de fortaleza que fluye dentro de nosotros cuando nos abrimos a la bondad de Dios. A través la oración, podemos transformar nuestras dificultades en oportunidades de madurez. Logramos encontrar la fuerza para enfrentar los desaf